lunes, 28 de marzo de 2011

Siempre la culpa la tiene otro

Es, en cierto sentido, un tanto cómico el hecho de que nuestros gobernantes siempre buscan una excusa para justificar la situación de miseria, desempleo, inseguridad, narcotráfico, en fin, la mala situación de nuestro país. La más común de todas es aquella de echarle el muerto al gobierno pasado. Esa nunca falta en los discursos de nuestros gobernantes. Es lo más cómodo y de paso lo más irresponsable.
El único inconveniente ahora es que de los últimos 15 años de nuestro país, el actual presidente ha gobernado 11, por lo que resulta un poco contradictorio que siga con la aquella gastada excusa, pues no es posible que por malo que haya sido un gobierno, en más de 6 años de “buen gobierno” no se hayan superado los problemas.  Pero lo más chistoso, lo que más risa provoca es ver cómo se echan la culpa unos a los otros y nadie cae preso. ¿Increíble no? Pero eso ya lo trataremos en otro momento para no salirnos del tema.
Lo cierto es que siempre hay formas de no reconocer que los problemas son culpa de la mala administración del actual gobierno. Ahora el cuentaso es “la crisis mundial”. Los llamados problemas “externos”, son los responsables del alto costo de los alimentos, de la subida de los pasajes, de la falta de atención médica, de la inseguridad ciudadana, y de todo cuanto problema pongamos en esa larga lista. La crisis norteamericana y ahora las revueltas en los países árabes han sido el fantasma con que han mantenido engañado al pueblo dominicano. Pero que cachaza tienen esos delincuentes que por desgracia nos gobiernan.
Lo mejor aun no lo hemos contado. Sepan ustedes que no solo desvían su responsabilidad ante los problemas de nuestro país, sino que se atreven a decir que gracias a ellos no estamos peor. Que si no fuera por la gran “audacia” de nuestro gran “líder” estaríamos en una situación aun más calamitosa y lamentable. No solo nos engañan con grandes mentiras, sino que además se burlan de nosotros en nuestra propia cara. Aprovechándose de la ignorancia que ellos mismo han fomentado.
Al parecer la crisis mundial ha sido selectiva con nuestra nación, pues es aquí donde pagamos el combustible más caro del mundo, es aquí donde tenemos la energía más costosa del planeta, es aquí el único sitio donde la crisis no permite invertir en educación, etc. Que se dejen de estar haciendo cuentos, que ya la población no aguanta más. Es cierto que adolecemos de una gran ignorancia colectiva, y que nos hemos comportados como verdaderos masoquista, pero ya no podemos seguirles creyendo, ni aunque queramos creerles.
Sin embargo, a pesar de la “gran crisis mundial” nuestros funcionarios se mantienen ganando sueldo de lujo, los congresistas continúan aumentándose sus ya inflados salarios, nuestro presidente continua despilfarrando dinero en viajes y otras actividades superfluas. No hay que gastar letras citando cada uno de los excesos de nuestros funcionarios y congresistas pues ya otros se han encargado de esa arriesgada labor. Mientras nuestros gobernantes viven como verdaderos reyes, el pueblo sufre la más espantosa miseria, el más cruel abandono.
Pero nuestros gobernantes se están olvidando de algo fundamental. Se olvidan del hecho de que con excusas y justificaciones la gente no se llena la barriga. Se están olvidando de que el ser humano es un animal y cuando lo presionan demasiado le brotan sus instintos animales. Se les está pasando el detalle de que el pueblo es el soberano, y esa gran miseria a que nos están condenando se está convirtiendo en un factor de unión de la gran masa. La burbuja de cristal en la que están viviendo no les deja darse cuenta de que los dedos de los hambrientos apuntan en su dirección. Se están olvidando de lo que pasó en la gloriosa Revolución Francesa… Se están olvidando de todo eso, pero ya pronto se lo recordaremos.

1 comentario:

Un Paso por Mi Pais dijo...

Olvidaste hacer referencia de un acontecimiento de nuestra historia contemporánea, La Gesta de 1965. La situación en todos los aspacto que vive nuestro país es mucho peor que la que se vivia en el Triunvirato. Y el pueblo se levantó y peleó con lo que tenía y no lo paró nadie.
Fabiola