martes, 22 de marzo de 2011

¿Democracia o dictadura?

Si nos ponemos a pensar, y a ver las cosas con detenimiento, nos daremos cuenta que el actual gobierno está muy lejos de ser un democracia y  muy cerca de ser una dictadura. Esto no lo decimos por un asunto subjetivo ni personal, sino desde un punto de vista meramente objetivo. Para no dejar duda de esto explicaremos seguido los fundamentos de esta afirmación.
Los poderes del Estado se dividen en tres: ejecutivo (el presidente), legislativo (el congreso) y judicial (la Suprema Corte de Justicia). Cada uno de los cuales deberían funcionar de forma independiente el uno del otro. Pero si por el contrario todos responden a una misma persona, entonces estamos frente a una dictadura. Pues la decisión de un solo hombre recoge la voluntad de todos los poderes.
Vemos como el partido de gobierno tiene casi la totalidad de los senadores, y el único que no es de ellos, es como si lo fuera, pues su decisión no está donde están sus principios sino donde está el dinero. Vimos en días pasados como los senadores fueron al Palacio Nacional a ofrecer un voto de obediencia y sumisión al Presidente de la República. Con esto queda más que evidenciado que las decisiones que tome el Senado estarán sujetas a lo que ordene el Presidente. Aquí vemos claro como el poder ejecutivo usurpa la voluntad del poder legislativo.
El poder judicial que encabeza La Suprema Corte de Justicia, es elegido y constantemente evaluado por el Senado. Por lo que se cae de la mata el hecho de que el Presidente ordenará al Senado que destituya a todos aquellos jueces que le sean contrarios a sus intereses. Otra vez de vuelta al atraso con jueces determinados por criterios politiqueros.
Hemos dejado claro como todos los poderes del Estado son sumisos a la voluntad del Presidente. Entonces recordemos lo que decía Simón Bolívar “huid de un país donde un solo ejerce todos los poderes, es un país de esclavos”.  Con esto no queremos decir que nos mudemos a otro país, sino que hagamos del nuestro uno diferente. Dejemos de estar de brazos cruzados, que así no se soluciona nada.
Pero lo peor de todo, lo más doloroso, es saber que ese individuo que reúne todos los poderes en sus manos, no es más que un descarado corrupto, que defiende a los criminales que se roban el futuro de esta nación. Nuestro presidente es verdadero servil de las potencias extranjeras, no mira lo mejor para su pueblo, sino lo que más conviene a sus jefes imperiales.
Este es el momento de crear conciencia de este gran problema, pues cuando ese buitre muestre sus garras puede que sea demasiado tarde. No esperemos que nos comiencen a prohibir la libertad de expresión, la libertad de reunión, la libertad de tránsito, para entonces darnos cuenta de que vivimos en un nuevo modelo de dictadura.
  

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