miércoles, 1 de junio de 2011

Trujillo, no una causa… Una consecuencia

Por Claudio Antonio Caamaño Vélez
Hoy nos ponen a Trujillo como la personificación del mal, como la crueldad hecha hombre, como un engendro diabólico. Nos lo pintan como un ser maligno que se levanto de entre las tinieblas de la noche y se apodero del país. No diremos que no era un malnacido criminal, abusador y asesino… Pero no olvidemos que una golondrina no hace verano.
Mi padre, Claudio Caamaño Grullón, fue quien me transmitió la verdad que hoy quiero condensarles. Al principio me parecía una exageración de su parte, pero luego de repetírmela, repetírmela y repetírmela, comencé a considerarla. Deduje que siendo él un poquito mayor que yo (me lleva unos 49 añitos) debía de saber mucho más que yo sobre esos temas. Finalmente esa gota hizo un hoyo en la piedra de la ignorancia que tenía en mi cabeza. Ahora veo bien claro la realidad de los hechos.
Trujillo no fue más que un instrumento, un títere al servicio de intereses muchos más grandes que él. Es un producto de la primera invasión militar y colonización imperial del gobierno norteamericano. Fue formado dentro de las filas del ejército invasor colonizador norteamericano, y por su lealtad al invasor, por su traición a la patria, por su capacidad criminal, fue considerado un excelente continuador de la política imperialista y criminal del gobierno norteamericano. Cuando los Estados Unidos de Norteamérica decidieron “salir” del país, dejaron todo listo para que en pocos meses su perro guardián (Trujillo) fuera nombrado a cargo de la Policía Nacional Dominicana (tropas de ocupación en su propio país, creadas por los Estados Unidos). Luego de la incompetencia manifiesta de Horacio Vásquez (político traidor y servil de los norteamericanos), decidieron darle paso a Trujillo para que tomara las riendas del país. Ya Vásquez no era más que un viejito decrepito. No tenía la energía necesaria para continuar con la política criminal del imperio colonial mundial  norteamericano.
Así es como llega “el jefe”, por una movida del gobierno norteamericano y no por “sus cojones”.  ¿Acaso creen que si Trujillo no hubiese sido un vasallo de los norteamericanos estos les hubieran permitido quitar del poder a su siempre servil Horacio Vásquez? Jamás ni nunca mis queridos. Los norteamericanos pueden ser simpáticos y hablar el español de una forma graciosa, pero de pendejos no tienen un pelo.
Trujillo no fue la causa de los males de nuestro país, sino la consecuencia de los males provocados por el dominio del imperio norteamericano. Fue tan solo la pequeña punta visible de un gran iceberg. Era la cara del mal, pero no la raíz. Era algo así como el moco de la gripe, que es lo que vemos de la enfermedad, pero el virus que la produce no se ve, está incrustado en nuestra sangre. No hacemos mucho con limpiarnos la nariz, pues ahí no es que esta el problema. Tal vez nos veamos más bonitos sin el asqueroso moco, pero aun seguimos estando enfermos. Muchos piensan que cuando uno tiene diarrea lo que se debe hacer es comer plátano para taparse, tremendo error, pues lo que debemos hacer es tomar liquido, mucho liquido. Pero una cosa es lo uno ve y otra muy diferente es lo que es.
Hoy nos vanagloriamos de matar al tirano, y claro, es un gran logro. Pero recuerden él es solo el moco, el virus sigue ahí. Celebramos con júbilo que tenemos medio siglo de “libertad”, pero las verdaderas cadenas siguen tan ajustadas como antes de aquel día. Odiamos a Trujillo pero seguimos alimentando alegremente el monstruo que lo creo. El imperio Norteamericano es la razón de la mayoría de nuestros problemas, por no decir todos. Nunca nos han permitido tener un gobierno verdaderamente del pueblo, sino me creen pregúntenle a Juan Bosch, a quien le dieron un golpe de Estado tan solo por querer liberalizar los mercados de la Republica Dominicana, haciendo acuerdos comerciales con otros países, fuera del consentimiento de los “papaupas de la matica”, el maldito gobierno norteamericano.
Para que vean que no es mentira lo que digo, pues como nadie habla de esto, tal vez se hagan la idea de que yo soy el que estoy fuera de contexto. Pues a veces a quien dice la verdad en el pódium de los mentirosos, lo condenan de tergiversador. Pero igual, eso poco me importa en estos momentos… En 1965, el imperio del norte vio como se tambaleaba su poder, se dio cuenta de que estaba por surgir un gobierno del pueblo y para el pueblo. Y a que no  adivinan que hicieron… ¿Ya adivinaron? Ok… Enviaron sus perritos rameados a morder nuestra soberanía. Por segunda vez en el siglo veinte invadieron nuestra patria con 42 mil marines, cientos de taques de guerra, bombarderos, portaviones y todo lo último en tecnología criminal fue el regalito que nos trajeron para “celebrar” nuestro logro en el rescate de nuestra libertad. Volvieron a mutilar nuestra patria y renovaron su instrumento político militar de dominio imperial.
Tal vez no veamos las cadenas que nos impone el imperio del norte. Esa es su especialidad. Que no veamos la mano que nos golpea. Es difícil luchar contra un enemigo invisible. Pero miremos bien como los interese norteamericanos se hacen dueños de nuestras riquezas naturales, de nuestras minas, nuestras playas. Observemos con detenimiento lo sumisos que son nuestros gobernantes a la voluntad de los gobiernos norteamericanos. Seamos crueles si queremos, pero no seamos ignorantes, por favor.
Trujillo está muerto. Bien muerto de hecho. Pero no olvidemos que él no fue una causa sino una consecuencia. Una consecuencia de un problema que está más vivo que nunca. Celebremos si queramos, pero aun no nos lavemos las manos, pues todavía nos queda mucho por hacer.

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