Por Claudio Antonio Caamaño Vélez
Me gustaría poder hablarles de forma precisa y con abundancia de datos históricos en torno al acontecimiento que conmemoramos en esta fecha. Quisiera saber mucho más de lo que se, conocer la historia de cada uno de esos hombres, de esos héroes que dieron su vida por la libertad de este país. Cada uno de ellos merece que cada dominicano sepa quiénes fueron y lo que son, lo que significan. Me avergüenza no poder decirles mucho.
Pero aunque se muy poco, o al menos no lo suficiente, soy un verdadero afortunado dentro de la gran mayoría, porque al menos se un poco, muchos no saben absolutamente nada. Es precisamente por eso que escribo. Es malo escribir sobre lo que no se sabe, pero en este caso, a pesar de mi ignorancia soy un agraciado del conocimiento. Por suerte tuve unos padres que día por día se preocuparon porque fuera un dominicano con amor por su país. No dejaron que estos importantes hechos pasaran desapercibidos en mi vida. Les agradezco por que me rescataron de la trampa del sistema, la trampa de la ignorancia y la indiferencia.
Vivimos inmersos en un sistema que procura arrancar de nosotros cualquier ideal de justicia, cualquier ejemplo de valentía, cualquier hecho que nos pueda servir de inspiración para hacer las cosas que estamos llamados a hacer. Nos lavan el cerebro con información basura, con puro sensacionalismo. Procuran desviar nuestra atención de las cosas verdaderamente importantes y ponernos a pensar en insignificancias que carecen por completo de trascendencia.
Esos hombres que un 14 de junio llegaron a nuestro país, lo hicieron con el corazón lleno de amor, con la mente llena de ideales puros, con el alma llena de sueños, y con las manos llenas de armas para hacer lo que fuera necesario para defender eso en lo que creían, y así lo hicieron. Pero vemos como el sistema tiene secuestrada nuestra historia. Nos ocultan y disfrazan esos ejemplos que tanta falta nos hacen. No quieren que lo sepamos pues no quieren que descubramos los caminos por los que tenemos que transitar para salir del hoyo en que estamos.
Eso contra lo que ellos lucharon. Eso por lo que decidieron ofrendar hasta sus vidas. Eso está presente, más vivo que nunca. Es nuestro turno de enfrentar al oscuro espíritu de la indiferencia, de la crueldad, de la corrupción. Ellos hicieron su parte. Ahora nos toca la nuestra.
No permitamos que este asqueroso sistema nos arranque de la memoria esos bellos ejemplos, no dejemos que nos arranque del corazón el amor por la libertad y la justicia. No permitamos que nos quite de las manos las herramientas que necesitamos para aclarar nuestro camino hacia el país que queremos. Adelante dominicanos. Adelante.
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