viernes, 17 de junio de 2011

En que pie estamos parados

Por Claudio Antonio Caamaño Vélez
Por todas partes veo nuevas obras, túneles, elevados, metros, etc. Veo un constante empeño por las obras de varilla y cemento. Miles y miles de millones se invierten todos los años en infraestructuras viales en nuestro país. ¿Pero con eso realmente avanza la economía? ¿Es ese un verdadero signo de “desarrollo”? No lo creo.
Este país tiene más de 10 millones de habitantes, sin contar los casi tres millones de haitianos que residen ilegalmente aquí, que aunque los censos no los registran, y no existen en la teoría, son toda una realidad.
Esas 13 millones de bocas tienen que comer todos los días, tienen que vestirse, tienen que transportarse de un lugar a otro, ven televisión, escuchan radio, encienden bombillos, en fin, consumen. Pero lo chocante no es que consuman, eso es lo normal, lo peligroso es el hecho de que la mayoría de las cosas que consumen estas personas no son producidas aquí, pues la energía la tenemos que traer de fuera, los electrodomésticos los traemos de fuera, la ropa la traemos de fuera, las compañías telefónicas son de capital extranjero, y por si fuera poco, hasta lo que comemos viene gran parte de fuera. Entonces… ¿Qué producimos nosotros para vender fuera y compensar con las cosas que consumimos de fuera? Debería de ser mucho pues es mucho lo que traemos del exterior.
Mire a su alrededor y vea todas las mercancías de importación que están en su entorno. La computadora con la que estoy escribíendo esto se trajo de fuera, así como la computadora en la que usted lo está leyendo, la energía con la que esta funciona fue traída de fuera en forma de petróleo. Pero si esto lo está leyendo en un papel impreso… Adivine… También vino de fuera, así como la tinta que se uso para imprimirlo. La ropa que ahora tienes puesta, como la silla en la que está sentado muy probablemente vino de otro país.
Me gusta poner el ejemplo de la casa, en la que el padre gana 15 mil pesos y el consumo de la familia es de 20 mil. Tienen unos 50 mil pesos de ahorros los cuales compensan el déficit  que provoca el consumo. Veremos como al cabo de unos meses se habrán “comido” sus riquezas y entonces tendrán que comenzar a tomar préstamos a los amigos y los bancos para seguir sosteniendo un consumo por encima de su producción. Luego tomarán préstamos más grandes para pagar los préstamos anteriores, y así van alargando su deuda. Es de imaginarse que llegará un punto en que no podrán soportar las deudas y colapsaran, ya no les prestaran más y sus acreedores reclamaran los pagos, más los intereses más las moras. Entonces tendrán que comenzar a vender los muebles, la televisión, y finalmente, hasta la casa la perderán.
Este ejemplo refleja una situación aparentemente absurda, pues como alguien puede pensar que podrá estar eternamente consumiendo más de lo que produce. Es obvio que eso es imposible. Lo lógico sería aumentar la producción, o reducir el consumo. Incluso lo más lógico sería tener un consumo no igual, sino por debajo de la producción para así acumular más riquezas. Esto resulta algo sumamente evidente. ¿Qué idiota haría lo contrario?... ¿Les digo?
Nuestro país está viviendo de la “misericordia” de los demás países. El petróleo que usamos es “fiao”, nos lo entrega Venezuela para que se lo paguemos después, todas esas grandes obras se hacen en base a préstamos internacionales, estamos constantemente pidiendo más dinero a los fondos internacionales. Nuestros gobernantes están vendiendo por pedazos nuestra soberanía, pues esos préstamos no son por “amor al arte”, esos préstamos tendrán repercusiones serias. Analicemos la historia y veremos lo que hacen los países para cobrar su dinero.
Nuestros gobernantes no ven límites en su avaricia. No les importa lo que le ocurra al país, solo piensan en que están acumulando  dólares suficientes como para salir corriendo si este país se “hunde”. Entienden que con todo ese dinero que se están robando podrán salir a flote ante cualquier problema. Son unos egoístas abusadores. Pero lo malo no eso, lo realmente malo es que nosotros se lo permitimos. Eso si es peligroso.
Más adelante les contaremos un poco de lo que deberíamos hacer. Pero está claro que vamos por caminos muy funestos. De eso no hay duda. Si alguien maneja estos temas, le agradeceríamos que nos remitiera su opinión para publicarla en este espacio. Gracias.

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