domingo, 13 de marzo de 2011

En esta hora tan amarga para el laborioso pueblo de Japón

Por mal que estemos siempre habrá otros que estén peores. Un ejemplo de esto es el terremoto que ocurrió en Japón, donde aun no se establece la cifra de muertos pero se estima que sean decenas de miles. Años y años de trabajo, toda una vida de esfuerzo y sacrificio borrado de la faz de la tierra en unos pocos minutos. De la calma y la tranquilidad a la destrucción y el caos en un abrir y cerrar de ojos.
Al menos queda el consuelo de que Japón es un país desarrollado, con un pueblo unido y laborioso, el cual ha mostrado en múltiples ocasiones su gran capacidad para salir airoso de las adversidades. Esto es lo peor que le ha pasado desde las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Y así como en aquella ocasión se levantaron más alto aún, esperemos que pueda salir adelante.
Decir que nos solidaricemos con Japón sería algo ilógico, pues lo cierto es que nada tenemos que le podamos ofrecer. Pues un país con tantas precariedades como este no sería capaz de tender la mano a una potencia que ahora se ve en desgracia. Es un vergüenza que esto sea así, que no podamos hacer más que mirar y rezar, pero lo cierto es que más nada podemos hacer. Hipócrita e indolente seria nuestro gobierno si se atreviera a enviar ayudas, pues lo que les falta a los dominicanos no se lo podemos dar a otro país solo para estar figureando en el plano internacional.
Debemos logar una nación que sea capaz de ser solidaria con las desgracias que ocurren en el mundo, sobre todo a países que nos han mostrado su amistad como es el caso de Japón. En casos como este es que nos damos cuenta lo mal parado que estamos. No quisiéramos pensar que sería si eso nos hubiese ocurrido a nosotros.
Si bien no podemos ser solidarios de hecho, al menos seámoslo de corazón, procurando sentir en nuestra propia carne la desesperación de los que lo han perdido todo. Sintamos la impotencia del que ha visto el mar arrasar con todo lo que tenía en la vida, incluso su familia. Este es un buen momento para reflexionar sobre las verdades de la vida. Pongamos al pueblo japonés en cada una de nuestras oraciones.

1 comentario:

geny dijo...

me solidariso con ese gran pais..que DIOS lo tenga presente en su enorme corazon..y ayude a las personas necesitadas de el..