En este preciso momento miles de soldados se preparan para invadir Libia, con la gastada excusa de salvar vidas. Los aviones se han mantenido bombardeando y debilitando las fuerzas militares de Gadafi, con el fin de facilitar la invasión que se avecina.
Con esta decisión la ONU contradice sus propios principios, en los cuales establece la no intervención en los asuntos internos de los Estados, así como en la solución de los conflictos por vía pacífica. Está atentando contra la soberanía del Estado Libio, está interviniendo en asuntos que escapan a sus funciones.
En todos los procesos sociales convulsos las pérdidas de vidas son un precio a pagar, pero esa es la única manera de que florezca el espíritu de la justicia. Cuando un ejército extranjero invade impone sus reglas, las cuales son consonantes a intereses políticos y económicos, olvidándose de los intereses de la población. La ONU responde a los intereses de las potencias económicas mundiales, no al pueblo libio, por lo que su objetivo es proteger los intereses de esas potencias, a sacrificio de la libre determinación de ese país.
El pueblo libio ha decido levantarse en contra de un régimen totalitario el cual ha restringido por décadas sus libertades civiles y políticas, pero todo cuando ha hecho lo ha hecho consiente de las consecuencias. Ha decidido pagar el precio necesario por su libertad. Si bien es cierto que las tropas de Gadafi han matado y seguirán matando civiles, no crean que las tropas de la ONU mataran menos civiles. Con sus bombas y sus misiles harán mucho más daño. El ejército libio puede ser cruel, pero más cruel aun será un ejército extranjero.
La ONU ha sido por siempre un instrumento del imperio norteamericano, el cual siempre interviene en nombre de los derechos humanos. Lo que muchas personas ignoran es que Estados Unidos, ese gran “paladín” de la justicia y los derechos, nunca ha firmado la carta de los derechos humanos. Los soldados norteamericanos son formados para ser crueles asesinos y torturadores despiadados, y son esos “chiquillos” los que mandaran en Libia si la invasión continúa su ejecución.
Recuerden lo que hicieron con nuestro país en 1965, cuando el pueblo se levantó y tomó por primera vez su destino en sus propias manos. Recuerden bien que bajo la bandera de la OEA, y con la excusa de “salvar vidas”, los Estados Unidos invadieron nuestro territorio y masacraron nuestro pueblo, matando a miles de nuestros mejores hombres y mujeres, para luego imponernos de presidente a un criminal como Balaguer en unas elecciones amañadas. Lo único que hicieron aquí fue matar la flor de la libertad y la soberanía. Eso es lo único bueno que saben hacer.
La libertad y la justicia son árboles que nacen espontáneamente sobre el sacrificio de los pueblos que luchan persiguiendo sus ideales, pero se atrofian sus ramas y su tronco se resquebraja cuando son sembrados por un ejército extranjero. Las tropas de la ONU, lejos de ser ángeles salvadores en nombre de la paz, son verdaderos mercenarios al servicio de las causas más asquerosas. Las tropas de la ONU han demostrado ser verdaderos sicarios que solo responden a los intereses económicos de las grandes potencias.
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