A las 5:00am nos despertó el primer teniente Reo. Tengo que confesar que en un principio me di una espantada tremenda, pues uno a veces se despierta y no recuerda bien donde fue que se acostó. Claro, rápidamente me orientè y recordé que estábamos en la fortaleza del Ejercito Nacional, y disimulando mi anterior espanto le di las gracias al teniente Reo.
Toda la noche transcurrió muy bien. Al menos eso supongo, pues dormí cómo un tronco. Lo difícil fue levantarnos en la madrugada, con lo buena que estaba esa cama y frío que hacia. Pero lo mas fuerte de todo, lo que mas mente le di, era el hecho de que teníamos que bañarnos con esa agua friísima. De vedad que estaba fría.
A las 6:15am dimos los primeros pasos de esta nueva etapa, ahora en compañía del sargento mayor Santana Tapia, y el teniente Pérez Motero, quienes estuvieron con nosotros hasta llegar a Matayalla donde luego fueron relevados.
El día fue avanzando y nosotros también. Con los primeros rayos de sol se comenzaron a ver los campos de cultivos, sobre todo de habichuela. Así mismo vimos muchos potreros de crianza de ganado.
En torno a las 10:15am fuimos interceptados por el general Milton De Jesús Frías, jefe de la 3ra brigada del Ejercito Nacional, con asiento en San Juan de la Maguana. Nos reitero que por instrucciones directas del jefe del ejercito, mayor general Carlos Ribera Portes, tenia ordenes de garantizar nuestra seguridad y la de nuestros acompañantes durante nuestro paso por la zona fronteriza. Nos expresò su personal apoyo a esta causa, así como el gran deseo del jefe del ejército de que nos sintamos respaldados y protegidos. Estaremos siempre agradecidos por este gran apoyo.
El general Frías también nos trajo café y botellas de agua, que falta nos estaban haciendo. Se despidió y nos dijo que nos veríamos mas adelante. Nos dio mucha alegría y satisfacción conocer al general Frías y constatar que a además de su alta graduación, es un militar joven, muy profesional, y sobre todo amable.
Puesto tras puesto se iban relevando los militares que nos acompañaban. Un camino muy bello, y sobre todo, muy diferente a la idea que uno tiene de la zona fronteriza. Comimos en casa de un señora que viéndonos pasar frente a su casa nos invito a pasar. Bien que nos vino!!!
En Bánica ya con los últimos rayos de sol nos dio la bienvenida el alcalde municipal Roberto A. Cedano Salvador, quien con palabras de aliento nos insto a no desmayar en nuestra meta.
Junto al alcalde nos recibió la señorita Marfi García, presidenta del grupo juvenil JUBAM (Jóvenes Unidos por un Bánica Mejor). El cual busca reactivar la juventud baniquera. En conjunto con el ayuntamiento realizan obras sociales tales como proyectos de embellecimiento urbano, ornato y limpieza. Así mismo promueven actividades culturales y deportivas en fomento de los valoras sociales.
Al caer la cortina de la noche, el hermoso atardecer con el que murió el día, dio pasó a uno de los cielos estrellados más bellos que hallamos jamás visto. Por un momento apagamos nuestras linternas y nos deleitamos viendo el cielo y jugando a encontrar la estrella polar, la cual después de un rato finalmente encontramos.
Unos cuatro kilómetros después de Bánica, estaba nuestra meta del día: Pedro Santana. Llegamos alrededor de las 8:50pm, siendo recibido en la fortaleza de este municipio por un gran numero de militares. El teniente coronel Plinio Cuevas Terrero puso a nuestra disposición todo lo necesario para que nos sintiéramos como en casa. En poco rato nos tenía lista una rica y nutritiva cena.
Queremos expresar el profundo agradecimiento que sentimos por el Ejercito Nacional. En nombre de nosotros y de nuestros familiares queremos dar las gracias por la seguridad que nos han y están brindando. Compartir con los militares nos ha mostrado una cara de la guardia que no conocíamos: la cara de la solidaridad, de la amistad, del afecto. En estos escasos días hemos adquirido un inmenso cariño hacia los militares, centinelas del territorio nacional.
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