sábado, 1 de enero de 2011

Dajabón – Montecristi, camino al Atlántico


El despertador sonó a las 3:00am, pero lo cierto fue que lo apagamos. Fue cuando papi nos toco la puerta a las 3:20 que realmente nos levantamos. Recogimos y nos echamos un buen baño, por fin con agua caliente.
El plan era salir a las 4:00am, pero salimos a las 4:30am.
        La noche se la paso lloviendo y por eso la mañana esta bien fresca. Para la temperatura regular que hace en Dajabón hacia muchísimo frío, pero nosotros que veníamos de coger buen frío en la frontera, la temperatura era solo fresca.
Así fue como salimos en una madrugada fresca, húmeda y nublada con destino fijado a 35 kilómetros en Montecristi. Nos acompañaba mi padre Claudio Caamaño Grullón, mi amigo y como hermano Vladimir Gerónimo y su esposa Ingrid.
Paso a paso, entre lodo y mosquitos, avanzamos todos juntos. Pocas horas después de la salida comenzó una ligera llovizna, que si bien no nos empapaba, era un poco molestosa y sobre todo dificultaba tomar fotografías y escribir.
Cuando llegamos al poblado de Carbonera, un grupo de persona, que unos minutos antes nos habían escuchado en el programa televisivo El Día, que conduce el periodista y comunicador Huchi Lora por el canal Telesistema 11, nos recibieron y nos brindaron un rico café que nos tenia preparado.
Pocos kilómetros después llagamos al municipio de Copey.  Donde el sargento mayor Ovidio Guzmán Liriano se apresto a acompañarnos en los más de 20 kilómetros restantes. Algo muy chistoso ocurrió cuando salíamos de Copey, y fue que uno de nosotros caminando entre el lodo de la carretera dio un resbalón y… Plash! Para el suelo. La única parte que no estuvo muy chistosa que digamos es que eso a quien le ocurrió fue a quien les escribe. Por suerte metí rápido la mano y el baño no fue completo.
Ya como a dos kilómetros pasado Copey una guagua se detuvo a nuestro lado, y de ella se bajo doña Marta. Una humilde señora que desde que nos escucho por la televisión en el programa El Día, se preparo, salió de su casa y se subió en la primera guagua en pasó, y vino a encontrarnos para caminar con nosotros. Unos minutos más tarde se nos sumó Emmanuel Ogando, quien vino en representación del padre Tony Ramos, párroco de Montecristi.
Nos contó doña Marta que ella es una seguidora del señor Huchi. Dice ella “él es un hombre recto, la población lo quiere mucho, sería un excelente presidente”. Pero seguido agregó “lo único malo es que a los pocos días es un muerto seguro, porque aquí el que trata de hacer las cosas bien los corruptos no lo dejan subir, y si sube lo bajan”.
Durante todo el trayecto, por cada poblado que atravesábamos salían decenas de personas a la carretera en señal de apoyo y solidaridad. Nos saludaban, nos alentaban a seguir siempre adelante, nos preguntaban como nos sentíamos y se tomaban fotos con nosotros. Pero lo más tierno fue ver como muchas de esas personas recordaban mi cumpleaños y me deseaban muchas felicidades.
Cada momento me convenzo más de lo bello que es el pueblo dominicano. Un pueblo lleno de solidaridad y amor, con una confianza que ha sido muy pisoteada pero aun con deseos de confiar.
Después de atravesar por el poblado de Nueva Judea, después de muchos kilómetros de lodo, entramos nuevamente al asfalto.
Faltando aún unos 10 kilómetros avistamos el imponente Morro de Montecristi, que se alzaba solitario en el horizonte, coronado de un cielo gris que se perdía en la lejanía. Su presencia nos hizo preguntarnos a que se debería una formación geológica tan atípica. Así mismo, su visión nos refresco los ánimos, pues era una señal ineludible de que estábamos llegando a la costa atlántica.
A lo largo y ancho del camino se veían grandes extensiones de terreno de una alta vocación agrícola, con amplias riquezas potenciales, pero completamente abandonados a la suerte de las malezas. Uno no se explica como el pueblo esta condenado a comprar alimentos caros mientras miles y miles de hectáreas de excelente tierra no producen ni siquiera lleva para ganado. Nuestro país está repleto de hombres y mujeres con deseos de poner a parir la tierra, con deseos de trabajar y producir. Lo único que hace falta es un sistema político que pretenda el verdadero progreso de nuestra nación.
Tenemos los recursos naturales necesarios, tenemos un pueblo trabajador con deseos de salir adelante, tenemos una ubicación geográfica privilegiada, tenemos un clima que nos permite producir una inmensa gama de productos los doce meses del año. No se concibe una razón para que este pueblo siga atado al subdesarrollo, que no sea la ambición y la codicia de nuestros gobernantes, y el desorden generado por ellos como forma de tener un escenario que les permita satisfacer sus excesos sin que el pueblo perciba los crímenes que ejecutan.
Al llegar a Montecristi, en el puente, nos recibieron periodistas locales, con los cuales tuvimos una pequeña rueda de prensa, les acompañaba el alcalde municipal. Luego nos dirigimos a la casa curial, donde se nos tenía preparado un almuerzo de bienvenida. Doña Blanca nos recibió junto a todo el personal de la parroquia. El padre Tony no nos pudo recibir en persona por que se encontraba distante, pero por teléfono nos envío sus bendiciones y nos dio la bienvenida.
También en la casa curial nos esperaba un equipo de paramédicos del hospital de Montecristi integrado por el doctor Juan Manuel  Taveras, la Lic. Ludy Vargas, Maribel Rodríguez, Migdália Valenzuela y Pedro José Gómez. Su misión era evaluar nuestra condición física y asistirnos con cualquier dolencia. Luego de realizar los chequeos de lugar el veredicto fue: “ustedes están nuevos”. A mi me tuvieron que poner una inyección de diclofenaco pera el dolor de los hombros, pero nada grave.

1 comentario:

Tu Gloria dijo...

UN ABRAZO GRANDE A LOS DOS Y FELIZ AÑO 2011 Y MUUUUUCHAS BENDICIONES.