viernes, 14 de enero de 2011

Castillo – Nagua, 34K, entra si quieres sal si puedes

Cuando sentí que en la noche estaba lloviendo, se me ocurrió que sería la excusa perfecta para quedarnos el día descansando, pues lo cierto es que teníamos una gran carga de cansancio acumulado.
El pasado día de descanso hicimos todo menos descansar. Estábamos necesitados, pero de forma urgente, de un día entero tirado en una cama. Los pies se hacen sentir y las pantorrillas me están pidiendo una pausa. Pero lo más grave es el cansancio mental debido al poco dormir. No bien uno se sienta un rato cuando ya esta cabeceando, y es que hasta caminando nos hemos dormido.
Fue un verdadero reto salir a caminar, pero al final salimos rumbo a Nagua. Si uno se llevara mucho del cansancio no hubiésemos siquiera salido de Santo Domingo.
La señora Anuncia Pérez, la amable esposa del señor Edwin Mercedes, se levantó a las 3:00am y nos preparó un rico chocolate, pues decía que no podíamos salir de su casa sin desayunar. La familia completa fue muy amable y servicial. Una lastima no haber podido compartir por más tiempo.
Para cuando dieron las 4:20am ya estábamos con los pies es el asfalto, listos para partir y no parar hasta ver las olas del Océano Atlántico acariciar las costas de Nagua. Salimos en compañía de mi padre quien ya lleva más de 300 kilómetros caminando a nuestro lado en distintas etapas. También venía a nuestro lado la simpática perrita CURNE, quien desde San Francisco viene a nuestro lado.
A las 7:12am llegamos al abanico donde hicimos una pausa de alrededor de una hora. El sueño era tal que me recosté en un banco y me quedé dormido por más de media hora. Luego nos tomamos un cafecito y seguimos la ruta.
Habamos avanzado en un día con un cielo nublado, que nos ayudaba bastante con el sol. En este preciso momento fue cuando, por un síntoma inequívoco, descubrí que estaba a punto de iniciar un proceso gripal.
Ya para las 11:40am nos encontrábamos cruzando la comunidad arrocera de El Pozo, donde desde el principio hasta el final se camina rodeado de inmensos campos de arroz que se extienden a los lejos, hasta donde alcanza la vista.
Desde hace algunos kilómetros veníamos buscando un lugar donde descansar un poco, y así darle también chance al sol para que calme un poco. Al ver en la distancia un pequeño hotel, en la comunidad de Los Limones, no dudamos en ir allá. Aquí, mi papa, Charlee y yo, dormimos un rato y luego, antes de salir, nos refrescamos con un buen baño. Con el calor que había hecho estábamos muy sudados.
Estando aun en hotel, llegó desde San José de las Matas nuestro gran amigo Tomás Jáquez, quien vino a alcanzarnos para sumarse por segunda vez a esta causa. Personas como él son las que nos dan las fuerzas de seguir adelante, porque son un testimonio tangible de que existen personas que les duele su país y que están dispuestos a luchar por él.
Para cuando dieron las 4:20pm nos encontrábamos en la comunidad del El Factor, ya bien próximo a Nagua.
A las 5:15pm, faltando unos siete kilómetros para cumplir nuestra meta del día de hoy, nos alcanzó una comitiva de la comunidad de Nagua, integrada por miembros de la prensa local y de la sociedad civil en general, quienes se dispusieron a acompañarnos durante los kilómetros restantes.
Minutos más tarde llegamos a la entrada del CURNA, la filial de la UASD en Nagua, donde con la bandera nacional, y no con una si no con dos, nos recibieron un considerable número de personas, entre los que se pueden resaltar el Presidente de la Cámara de Comercio de la provincia María Trinidad Sánchez Johanny Guzmán, el señor Tato, Presidente de la Asociación de Junta de Vecinos, Pedro Valderas, Representante Provincial de los Derechos Humanos, Napoleón Vásquez Aponte, comerciante, la señora Divina Aponte, Presidenta de la Asociación de Hoteles y Restaurante de la provincia, y su Esposo Donald Jaime, dueños del Hotel Sinaí. La señora Divina fue la que dinamizó todas las actividades concernientes a nuestro paso por Nagua. El señor Donald iba delante portando la bandera nacional, pues a pesar de ser nicaragüense le tiene un amor a este país y nuestra patria como se lo tienen pocos dominicanos.
Todos se sorprendieron por la gran ocurrencia de la perrita CURNE de acompañarnos en esta caminata por el país. No se explicaban como o por que se le había ocurrido eso. La verdad es que  nosotros tampoco nos lo explicamos.
La señora Divina y su esposo el señor Jaime nos colmaron de buenas atenciones, nos brindaron su hotel, sin dudas el mejor de esta ciudad, para que permaneciéramos allá durante nuestro día de descanso. CURNE también fue muy beneficiada por el cariño de de ellos, pues además del buen trato que le dio en el hotel, la señora Divina le regaló una hermosa pechera de lo mas coqueta.
Conocimos también a la madre de la señora Divina, doña Silvia Aponte, quien a sus noventa y cinco años de edad aun declama poemas de los que ella misma escribió en sus dos libros de poesías. Doña Silvia fue la fundadora del Hotel Sinaí en 1942 el cual fue el primero de esta ciudad y por el cual pasaron un sinnúmero de figuras de la vida pública nacional, incluyendo presidentes, congresistas, artistas, etc. También doña Silvia, esa señora que hoy tiene noventa y cinco años, fue la primera mujer en República Dominicana en obtener una licencia para conducir motocicletas, en años 1954.
Luego de darnos un refrescante baño, nos fuimos acostar. Esta vez sin la tediosa presión del despertador.

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