El pastor Santo Pérez nos buscó en el hotel cuando corrían las 4:10am. De ahí nos fuimos al arco, desde donde partiríamos rumbo a Laguna Salada.
Antes de partir nos dirigimos al cuartel de la Policía Nacional, que esta justo al lado de donde estábamos. Esperando aquí hasta que el policía que nos iba a acompañar se terminara de alistar, se armo un lío en una discoteca que esta en las proximidades. Desde el testamento donde estábamos se podía ver todo el show que estaban armando un par de mujeres borrachas. Si los hombres hacen escándalo cuando se ajuman, las mujeres dicen quítate. Después de terminar de jalarse los cabellos frente a la discoteca, la que peor salio del pleito se fue a armar tremendo reperpero al destacamento. El pobre cabo de turno no sabia si darle la razón o meterla presa. Si las mujeres supieran lo feas que se ven dando esos teatros estoy seguro de que no se embriagarían de esa forma.
A las 4:40am (la hora de Juan Luís) fue que salimos efectivamente a caminar. Nos acompañaban el señor José del Carmen Leclerc, su hija Viola, y el pastor Santo Pérez. Así también iba con nosotros el segundo teniente Santo Lico Santana y el cabo Rojas Gómez de la policía nacional.
La noche estaba particularmente fría, sobre todo para ser en una zona con tanta fama de ser caliente. Teníamos que aprovechar el frío, pues con el cielo sin una sola nube de seguro que abría un sol de esos que rompen piedra.
Para las 6:15am estábamos ya en Villa Sinda. Desde donde nos seguiría acompañando el teniente Tejada Martínez P.N. La noche era bien oscura y del poblado solo vimos el letrero de la entrada y la opaca fachada de una que otra casa situada en la orilla de la carretera. El frío era intenso, nos decían que nunca se habían sentido temperaturas tan bajas.
Siendo las 7:35am, estando nosotros en el cruce de Guayubín, con los primeros rayos de sol asomando en el horizonte, nos alcanzó el piloto David Dapena, que con su avioneta nos sobrevoló varias veces, haciendo picadas que incluso nos asustaron bastante. En ese punto rompimos la barrera de la mitad, 613K. Fue un momento muy emocionante que nunca olvidaremos. Gracias David.
A las 9:30am hicimos una parada para tirarnos un merecido desayuno, consistente en mondongo de chivo con yuca. Para cuando dieron las 10:15 ya estábamos de vuelta en la ruta, pero ahora con un brillante sol que vislumbraba darnos mucho de que sudar.
A las 11:32am arribamos a la laboriosa comunidad de Villa Elisa. Aquí nos despedimos del teniente Tejada y de la ovejita que kilómetros atrás habíamos rescatado de una cuneta donde tenía varios días metida. Luego de una pequeña pausa de unos 15 minutos seguimos en compañía del raso Misael Batista Díaz, P.N.
Para cuando vinieron a ser la 1:30pm ya estábamos en la comunidad de Guajaca en casa de la señora Altagracia Francisco, quien horas antes, cuando veníamos en la carretera, nos había invitado a comer. Tenía preparado para nosotros un rico moro de habichuelas rojas con cerdo guisado y ensalada, tanto verde como de coditos. Reposamos por una hora dándole tiempo al sol para que se amanse un poco, y a las 2:33pm seguimos nuestro camino, después de despedirnos de la señora Altagracia y su familia quienes tan amablemente nos trataron.
De camino ya nos encontramos con el ingeniero Tomas Cerda, empresario bananero de la línea noroeste, quien nos dio su apoyo e instó a que sigamos a delante siempre en esta cruzada por el rescate de los valores como forma de rescatar nuestro país.
Cuando llegamos a Jaibón eran las 7:25pm y el sol ya nos había dicho adiós casi una hora antes. Nos despedimos cariñosamente del elegante sargento mayor Rafelito D´Aza, quien desde Hatillo Palma, donde funge como campante de la policía, nos venía amablemente acompañando. Nos recibió el comandante del cuartel de Jaibón, segundo teniente Kelvin Gil Cece, quien nos confió al cabo Roberto Carlos Guzmán Bernard para que nos acompañara hasta la meta del día: Laguna Salada.
Cuando llegamos a la Laguna Salada, a las 10:14pm, lo primero que avistamos fue un fritura que esta en la entrada. Seguido estábamos matándonos el hambre que traíamos desde varios kilómetros, pues así como una camina y gasta energía, así mismito se le mete a uno un hambre de dragón. Luego quisimos pasar por el parque central a tomarnos una foto, pero nos informaron que aun no tienen parque. Nos sorprendió mucho eso, pues hemos visto comunidades más mucho menos desarrolladas con hermosos parques.
Finalmente llegamos al destacamento policial de Laguna Salada, lo que no sabíamos es que el hotel donde tendríamos que dormir estaba aun casi tres kilómetros mas adelante, los cuales con el cansancio que teníamos parecieron el doble.
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