A las 7:57am fue cuando vi el sol del nuevo año. Con el cansancio de ayer dormí de corrido desde las 10:30pm.
En el momento en que terminábamos de prepararnos para salir, tocaron la puerta de la habitación y al abrir recibimos la sorpresa de que nuestro amigo Tomas Jáquez, quien desde el primer día siempre nos llama para ver como vamos, había venido desde San José de las Matas a caminar por su país junto a nosotros.
Cuando salimos del hotel nos esperaba en el parqueo el ingeniero Arístides Cerda, su esposa Rosario Rodríguez y su hijo Manuel Aurelio, quienes ayer nos dieron la bienvenida y vinieron hoy a despedirnos.
Tan pronto como dimos los primeros pasos rumbo a Santiago a las 10:50am, llegó una patrulla de la Policía Nacional encabezada por el capitán José Solís, acompañado por el cabo Emmanuel Mata, quienes nos brindarían su respaldo en este tramo.
Minutos más tarde nos honro con su compañía el profesor Marcelino Polanco, quien ha sido siempre un abanderado de las mejores causas y luchas sociales, y desde el cruce de Esperanza viene dando un paso por nuestro país.
En cuestión de un par de kilómetros más de diez personas caminábamos juntos, incluyendo a Yudelka, una simpática niña de nueve años. El señor Juan Peralta nos acompañaba, no en su motor, sino con su motor, pies iba a pies empujándolo.
Muchas personas que nos veían en la carretera de detenían a saludarnos y de paso tomarse fotos. Otras persona que, gracias sobre todo al señor Huchi, se han mantenido informada de por donde van nuestros pasos, venían a traernos bebidas, alimentos, y hasta pilas para las cámaras.
A la 1:25pm, ya con el estomago recordándonos la hora, nos encontramos de frente del Parador Chito, como caído del cielo. Pero lo mejor de todo fue que el señor Diógenes Leonardo Valdez Tejada, su propietario, quien llevaba sus botas de goma puestas nos invitó a pasar, y muy amablemente nos dijo que pidiéramos lo que quisiéramos. Resulta que el señor Diógenes era un seguidor de Un Paso por Mi País, lo demás se lo imaginarán. Nosotros y los que con nosotros venían, que en total éramos más de ocho, nos tiramos un rico cerdo asado con moro, guineitos y ensalada de papas. Finalmente, para cerrar con broche de oro, un rico cafecito. Luego, un poco retrasados, pero jartos, seguimos nuestra ruta. Dimos gracias y nos despedimos del señor Diógenes, de su esposa, de su hija Aidé, y de todos los que nos trataron tan gentilmente en el Parador Chito.
A las 4:43pm estábamos a menos de un kilómetro de la entrada de Santiago. La bandera nacional que esta en la bomba isla que esta próxima, hondeaba enérgicamente como si el espíritu de la patria que vive en ella hubiera sentido nuestra cercanía y nos enviara una señal de apoyo. Me siento un gigante cada vez que veo los colores de mi patria hondeando libres en el cielo. Siento un fuego que brota dentro de mí cuando veo esa cruz blanca y esos cuadros azules y rojos mostrándose soberanos ante mis ojos.
Unos minutos mas tardes inicio a caer una ligera lluvia, como si el cielo nos enviara sus pequeñas gotas a acariciarnos. Un rato después agudizo mas el agua, pero siempre hacia delante. En ningún momento vacilamos en parar siquiera un segundo. Veía como el profesor Marcelino avanzaba rompiendo la lluvia en dos. Tomas Jáquez, quien iba a mi lado, se le notaba como su elegante camisa azul se oscurecía por el agua que la empapaba. Cada quien puso como puedo al resguardo aquellas cosas que se pudiesen dañar con el agua mientras seguíamos paso a paso, cada vez mas firmes, hacia el monumento.
Cuando vimos el monumento de cerca, se apoderó de nosotros una sensación de triunfo. Habíamos caminado 711 kilómetros y ahora estábamos en la segunda ciudad de nuestro país, depuse de haber pasado por sitios que ni imaginábamos que existían. Muchos momentos nos vinieron al recuerdo, unos buenos, otros mejores, pues los malos momentos cuando pasan se convierten en los mejores recuerdos. Hasta ahora todo había resultado muy bien.
En el monumento nos esperaban un gran número de personas. Estaban mi tío Luichi, mi tío Richi y toda su familia, el señor Tony Santiago, una representación de la alcaldía de Santiago, personas que nos habían visto acercarnos y nos habían seguido, y muchas personas mas. Me sorprendió mucho ver a doña Adamilca, quien es como una madre para mí, la cual vino desde la capital. Entre fotos y fotos, sentí una vocecita que me llamaba, y cuando atine a mirar vi que era Abel, el pequeño hijo de Herminia, amiga de Teresa Domínguez, una gran amiga, a quien quiero mucho. Estaban todos allí.
A pesar de la lluvia y del frío, nuestra llegada a Santiago se puede decir que fue un éxito. Las personas del cabildo nos llevaron flores para que las ofrendáramos a nuestro patricio Juan Pablo Duarte.
Del Monumento nos fuimos al Hotel Matum, el cual esta a unos pocos metros. Ahí nos preparamos para descansar, secarnos y calentarnos. Ya estábamos en la Ciudad Corazón.
1 comentario:
Pienso que esta es una acción que va más allá de un simple llamado de atención, es un acto de valentía, coraje y resistencia a tanta comodidad, frivolidad y haraganería de muchos y muchas dominicanos y dominicanas, sólo pendiente a los que me darán, pero sin hacer, ni intentar nada, solo vivir de lo que hacen otros.
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