La ignorancia, la otra gran arma de dominio de este sistema

Vemos como nuestro pueblo, todos, a una sola voz, estamos exigiendo que se eleve el presupuesto que se dedica a educación. Vemos como a pesar de que la ley le otorga un mínimo de un 4%, en la realidad se le otorga menos de la mitad. Vemos como, de manera descarada, el gobierno viola la ley en perjuicio de la prosperidad de nuestro país.

Antes de continuar con esta reflexión, es prudente y meritorio felicitar a la población dominicana, la cual viéndose pisoteada y violada en sus derechos, con miles de razones para salir a lanzarse a la calle a desatar su furia, ha decidido dar un ejemplo de organización y civismo. La lucha por el 4% ha sido, sin lugar a dudas, la protesta más hermosa y civilizada que hemos tenido en nuestro país. Por primera vez hemos entendido que si unimos nuestras voces para pedir pacíficamente algo, tal vez no tengamos que unir nuestros puños para tomar las armas. Se le ha asestado un duro golpe al sistema al enfrentarlo con un arma tan sutil que no le da justificaciones para atacarnos de frente. El gobierno está desesperado pues ve como esta ola crece sin que él sistema pueda enviar a sus perros tras nosotros.

La ignorancia, producida por la baja instrucción (tanto en calidad como en cantidad), ha sido uno de los instrumentos de dominio más efectivos del actual, rancio y degenerado sistema político. Mientras menos cultos son los pueblos, mas fácil es someterlos a la voluntad de unos pocos… de unos pocos explotadores, de unos pocos criminales.

La ignorancia nos deja indefensos ante los atropellos que comenten nuestros gobernantes. En la educación están las herramientas de nuestro desarrollo, de nuestra prosperidad. Una buena educación es la única garantía para salir del subdesarrollo en que los malos dominicanos nos han condenado a vivir.

La razón por la cual nuestros gobernantes no han tomado nunca la iniciativa de ofrecer una debida educación a este pueblo, es porque saben muy bien que en un pueblo educado los falsos líderes como ellos no tienen cabida. Saben que un pueblo educado los sacaría de esas lujosas mansiones en las que viven y los metería en la cárcel, que es lo que merecen, pues por desgracia no  es otra pena mayor.

Es criminal condenar a todo un pueblo a la miseria y a la ignorancia, solo para mantener un estatus lleno de excesos, lujos y placeres desmedidos. Mantener ciego a todo un pueblo, para que no pueda ver las atrocidades que hacen. Es verdaderamente criminal creer que los caprichos de unos pocos valen más que el sufrimiento de toda una nación.

Mientras el gobierno dominicano invierte miles de millones de dólares en obras que nadie se las ha solicitado, dice que no hay fondos para aquellas que el pueblo le está clamando a viva voz. El problema definitivamente no es el dinero. Lo que pasa es que el sistema no se puede permitir que se le desmorone tan eficiente instrumento de dominio y opresión.

Mejorar la educación es el primer paso para mandar este maldito sistema al mismo infierno donde irán los criminales que lo han sostenido por todo este tiempo.