Ayer se celebro el día del periodista y no queremos dejar escapar la ocasión para felicitar a esas personas que han consagrado su vida a la ardua y a veces arriesgada labor de informarnos. Gracias a ellos nos mantenemos al tanto de lo que acontece en el país y en el mundo. Por eso, es deber de todos desear la más cordial de las felicidades a los periodistas de nuestro país.
Pero esa felicitación no va para todo los periodistas. Es solo para los periodistas serios, esos que no han manchado su reputación con el lodo putrefacto del dinero. Esta felicitación no tocara la puerta de los periodistas deshonestos y charlatanes que han vendido su palabra y su conciencia al mejor postor.
A pesar de lo avanzada que esta la tecnología y lo eficiente que son los medios de comunicación, es increíble ver lo desinformada que esta la población dominicana. Y es que un gran número de periodistas y comunicadores se han dado la asquerosa tarea de mantener a la población enredada en una maraña de informaciones sensacionalistas carentes de real importancia, mientras detrás del telón ocurren toda clase de atrocidades, las cuales pasan desapercibidas ante los ojos nublados de la gran masa. Vemos como, por corrupción o por miedo, muchos periodistas se detienen de espalda en la línea de verdad, prefiriendo mirar para otro lado, pues “esa tecla no se toca”.
Por fortuna quedan de pie algunos pilares, que mantienen viva la honra de la información. Para ellos es nuestra felicitación. Para ellos que no han vendido su palabra ni su conciencia.
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