Este es sin duda el día más importante para todos y cada uno de los dominicanos. Un día como hoy, en 1844, nació la nación libre e independiente de República Dominicana. Un 27 de febrero surgió aquello por lo cual hoy nos hacemos llamar dominicanos.
La patria es mucho más que una bandera, y la bandera es mucho más que un lienzo coloreado. El poder ondear libremente esos colores nos ha costado la sangre de los mejores hijos de esta tierra. El poder entonar las notas de nuestro Himno Nacional es un derecho que lo hemos obtenido en los campos de batalla a tiros y cañonazos. Nuestros símbolos patrios nos son bellos por los lindos colores que exhiben, sino por los hermosos principios con que fueron levantados.
Hoy nos quieren vender al 27 de febrero como “el día de carnaval”, menospreciando la importancia de este día. Ese es otro de los logros de nuestro sistema, tirar por tierra nuestra identidad nacional. Haciéndonos ver a la dominicanidad como un ritmo de música, como un tipo de comida, como una serie de colores. Han reducido de forma humillante los grandes logros de nuestra patria.
Hoy debemos recordar ese regalo que nos dieron nuestros patricios. Agradecerles por su bello gesto y su gran dedicación. Y sobre todo, que entendamos que así como ellos hicieron su parte, a nosotros también nos toca la nuestra, que no podemos ser patriotas de teoría, sino de hechos. Si nuestro país está mal como está, no es por culpa de lo que ellos hicieron, sino por culpa de lo que no estamos haciendo nosotros.
Cuando veamos hondear una bandera, veamos en ella la sangre derramada para el sostenimiento de la libertad y la justicia, veamos en ella nuestro compromiso con nosotros mismos y con las futuras generaciones, veamos en ella la deuda que tenemos con los hombres y mujeres del pasado.
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