Es una pena, una verdadera lástima que su natalicio haya pasado completamente desapercibido. Sin temor a equivocarnos podríamos decir que más de un 95% de la población dominicana ignoró por completo la importancia histórica del día del 25 de febrero. ¿Saben por que estamos escribiendo esto hoy y no ayer? Por que al igual que la gran mayoría, el fenómeno de la perdida de los valores patrios nos contagió también.
Hoy sus restos descansan en un hermoso templo de blanco mármol, reflejo de la hipocresía de este sistema, que exalta los huesos y deja morir las ideas. Lo que importa no es su esqueleto, sino sus principios. Hoy mas que nunca necesitamos tener vivo en nuestros corazones su ejemplo de lucha y entrega.
Él lucho por liberarnos del enemigo extranjero, a nosotros nos toca luchar contra en enemigo interno, ese que nos mantiene atados a un yugo de ignorancia y miseria. Pronto tendremos que tomar las armas, tal vez diferentes a la que tomaron ellos, pero para luchar con el mismo arrojo y la misma tenacidad.
En una sociedad carente de líderes, tenemos que buscarlos en el pasado. El ejemplo de hombres como Ramón Matías Mella es el mayor capital que tenemos para llevar a cabo los cambios que requiere nuestro país para avanzar a un verdadero desarrollo de justicia e igualdad social, donde cada dominicano pueda tener una vida digna, donde cada joven tenga las misma oportunidades.
Adelante dominicanos, no dejemos que el sistema arruine lo bueno que nos queda en nuestros corazones, no nos dejemos convertir en seres insensibles e individualistas. Abracemos el ejemplo de los grandes hombres de nuestra patria. Adelante, que el país espera lo mejor de nosotros. Necesita lo mejor de nosotros.
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