Vivimos buscando la felicidad, y de una forma tal que para no desviarnos en el camino a la felicidad, nos tornamos insensibles a la infelicidad de los demás. La buscamos con tanto arrojo que a veces mentimos con tal de acercárnosle. La buscamos con tanta desesperación que llegamos al límite de la crueldad. Entendemos incluso que vale la pena ensuciar la conciencia si ese es el precio por ser feliz.
Y tal vez lo justo seria que alguien capaz de dar tanto por la felicidad, sea feliz. Que alguien capaz de olvidar cual es la barrera entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, en busca de la felicidad, sea feliz.
Pero la verdad es que una persona insensible no puede ser feliz, una persona mentirosa no puede ser feliz, una persona cruel no puede ser feliz. Pues ni el insensible es feliz de su insensibilidad, ni el mentiroso de su falta de veracidad, ni el cruel de su crueldad. Y por esas razones nunca pueden ser felices.
Y es que la felicidad es un estado mental muy sencillo y muy fácil de comprender. La felicidad viene de la felicidad, no de la opulencia ni de la abundancia. Y es así que el feliz, haciendo lo que le hace feliz, siempre tendrá todo lo necesario para ser feliz.
C.C
1 comentario:
apesar de mi corta edad la vidad me ha enseñado y lo tengo por seguro que la felicidad no es un sentiemiento es una decision. y para que buscarla o para que aferrarnos a cosas que en realidad solo son complementos.
Laudrys
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